Así se evita el agobio de tener que «comenzar» una saga o de necesitar leerla completamente para poder conocer la «historia completa». El lector puede aventurarse a conocer a un autor y su estilo desde el primer momento. Eso es lo que me pasó con J. Kenner y su saga Noches inolvidables. Bien es cierto que comencé con el primer tomo de la saga, vamos, que lo he ido haciendo en orden, pero como os digo, no es necesario leerlo para aventurarse en la novela que me trae hoy aquí: Quería olvidarte. Noches inolvidables II.
Angelical y tremendamente astuta; auténtica y sofisticada, Holly vive sin pasado, desterrada, y sin deseos de pertenecer a carencia ni a nadie, dispuesta a lo que sea con tal de anatomía la mujer de mundo de su imaginación. A partir de una alucinación casual de un edificio de apartamentos. El narrador es un chico que quiere ser escritor seguramente basado en el mismo autor , pero toda gira entorno a su vecina Holly. Holly es una chica de dieciocho años muy independiente y un algo alocada. La atmósfera del libro es una especie de decadencia post-Beat y un tanto bohémica. Holly acaba rodeada de relaciones tóxicas que la hacen parecer un objeto sexual. La máximo parte de la historia pensé que era un personaje muy fuerte, empero al mismo tiempo inmaduro, su faceta de actuar me parece difícil de entender.
Añada XV, vol. Desde aquel momento aun la actualidad ha pasado el tiempo suficiente como para realizar una exhumación teniendo en cuenta los grandes cambios observados a nivel cultural por parte de nuestra sociedad. Viven o sobreviven entre tres tipos de abuso: el que viene de autoridades corruptas; el que ejercen clientes prepotentes y el de los dueños de los locales. Es una situación lamentable, indudablemente, y sin embargo no puede ser considerada un delito, no teniéndose por baza justificación para considerar a la andoba prostituida con desprecio y odio. Si no se solicitaran sus servicios, y si no llenara una necesidad definida, esta actividad no existiría. La quebrantamiento, el abuso de menores y otros delitos de por si habituales serían de una frecuencia alarmante si no existiera la actividad prostibularia. Siempre se ha dicho que la prostitución ha existido siempre, especialmente en las sociedades de tecnología avanzada, es decir, en las sociedades industriales. Las personas que ejercen el TSC son en su mayoría mujeres, aunque a veces la practican los varones generalmente individuos que prestan servicios sexuales a homosexuales y en algunas ocasiones a mujeres de edad y adineradas.